domingo, 26 de septiembre de 2010

Estudiantes, con un golazo de Marcos Rojo al minuto de juego, derrotó a Boca y, si le gana el miércoles a Gimnasia, será el único líder. El equipo de Borghi, tibio, ya acumula más derrotas que victorias.

Borghi dijo, el viernes, que Estudiantes “ya no es el mejor” y lo sostuvo en que, en las fechas que lleva este torneo, “no vi ningún equipo imbatible”. Estudiantes no será el mejor de manera absoluta (aunque es para discutirlo durante un rato largo), pero fue mejor que Boca. Fue mucho mejor que esta versión desdibujada de Boca. Fue, conceptualmente, muy superior a un equipo al que le faltó lo que le haría saltar la térmica a cualquier entrenador: rebeldía, actitud para recuperarse del gol de Marcos Rojo al minuto de juego, todavía con 90 y pico (incluyendo el tiempo adicionado) para dar vuelta la historia.
Estudiantes es esto. Sin brillo, pero con una estructura, esta vez apretó las muelas después del enojo de Verón y planteó fricción en los momentos que el partido lo requería, con Braña como el símbolo de ese mix de entrega e inteligencia. Y si no es el mejor, bien puede serlo el miércoles: si el Pincha le gana el clásico postergado de la cuarta fecha a Gimnasia La Plata, será el único puntero del Apertura.
Pudo ser uno de los partidos más flojos del equipo de Borghi en el torneo. El técnico no se resignó: adentro Cañete, Gaona Lugo y Mouche, de lo más ofensivo que tenía en el banco. No resultó. Con equilibrio en el mediocampo, el local sostuvo el resultado gracias a ese precioso gol de Marcos Rojo, se acercó a la punta y dejó a Boca con el balance en rojo: tras ocho partidos disputados, ya acumula más derrotas que triunfos.

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